La inteligencia musical implica percibir, discriminar y expresar formas musicales. Incluye estructuras propias y se compone de sentido para timbres, ritmo y tonalidades. Se manifiesta en composición, canto y ejecución de instrumentos. Puede comenzar a desarrollarse prenatalmente. Los niños con esta inteligencia muestran sensibilidad auditiva temprana y tienden a musicalizar el lenguaje. Disfrutan de sonidos naturales y melodías, y suelen cantar o seguir ritmos. Aunque valiosa, la educación musical a menudo se subestima en comparación con otras inteligencias. Las habilidades musicales pueden variar, y una persona puede destacar en un aspecto musical pero no en otros, ya que algunas actividades musicales requieren otras inteligencias. Tocar instrumentos puede involucrar inteligencias corporal-kinestésica y visoespacial.